El pan en la mesa

 

El pan es el alimento omnipresente en las mesas occidentales, se menciona hasta en los libros y oraciones religiosas. Es el símbolo del alimento por antonomasia. 

En una comida formal, el pan requiere sus reglas, su disposición y su respeto. Tal vez hoy en día estas reglas formales nos parezca un tanto excesivas, pero tienen su razón de ser, además de ser una tradición y que merece que recordemos.

Primero y ante todo debemos situar dónde debe ir el pan en la mesa. Según las normas de protocolo de una comida o cena de cierta importancia, se debe poner a la altura de las copas y a la izquierda de los platos de cada comensal, pero algo más adelantado. El pan servido puede ser un panecillo, pan cortado o pan de diferentes formas. Debe de ir, a ser posible, sobre un platito, acompañado de un pequeño cuchillo romo. Este cuchillo no se emplea para cortar el pan, no es lo idóneo, ni lo correcto; sirve en caso de necesitad para untar diferentes alimentos como mantequilla o foie, sobre un trozo pequeño de ese pan. Es habitual y correcto tomar una pequeña porción del pan untado si se demora la llegada de la comida

El pan se debe cortar con la mano, de forma discreta, en pequeños trozos, según se vayan necesitando y siempre encima del platito o del plato de servicio principal. No se debe de cortar todo el pan de forma inmediata y depositarlo en la mesa.

Asimismo, no es correcto morder directamente del panecillo, no es un bocadillo y menos en una mesa como la que estamos exponiendo.

El pan se debe emplear con mesura y hasta con cierto respeto, es un símbolo en nuestra cultura. Si por alguna razón no se desea un trozo determinado, se separa y se deposita en el plato de servicio del pan.

El anfitrión debe estar pendiente de que no falte pan a ningún invitado en ningún momento. Ya sea el servicio de mesa o el propio anfitrión debe pasar una panera, para que los invitados se sirvan y lo depositen en el plato del pan, por medio de unas pinzas. Jamás se debe pasar con la mano, no sólo por educación, sino por higiene.

El pan, además de alimento, sirve para ayudar a comer: debe servir para cargar el tenedor, empujando con delicadeza. Los trozos deben ser moderados y jamás debe ser empleado para mojar la salsa, ya con solo empujar y utilizarlo tomara algo de salsa y sabor.

No es correcto añadir tropezones de pan en salsas y sopas, y mucho menos tomarlos de ahí con la mano. Si al emplearlo se ha impregnado de salsa, siempre se debe comer, no esta bien visto dejar pan mojado sobre el plato, sino a un lado. Jamás se debe emplear fuera del plato propio y nunca dejar fuera del plato aquel pan ya cortado.
Como hemos observado, la utilización del pan tiene ciertas normas, unas referentes al respeto que se debe tener por el pan y otras por respeto a otros comensales y a la propia mesa, evitando causar más trabajo al anfitrión o a su servicio, procurando no manchar mantel en exceso. No es de mala norma, si discretamente al faltar pan, se pida con discreción más pan, para terminar un plato, siempre excusándose de lo extraordinario de la comida.

Con cada cambio de cubierto o de plato servido es conveniente pasar sobre el mantel un recoge migas, para que así quede limpio y despejada la mesa para un nuevo servicio.

Como es habitual acompañamos este comentario con recetas que pueden ilustrar o ayudar en una buena mesa, como el pan de yogurt y hierbas, el pan riquísimo, el pan integral, el Naan o pan hindú o los clásicos panecillos.

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