La crianza o el cultivo de pescado no es algo reciente, existen referencias escritas en China de 1.500 años Ante de Cristo. En Europa, Aristóteles ya hace referencia al cultivo de las ostras, Plinio, en Roma siglos después, se refiere a piscinas donde se criaban morenas y anguilas para la satisfacción de los nobles romanos. En España país de gran tradición pesquera y gran consumidor, en el siglo XIX, don Mariano de la Paz Graells, publico el primer Manual Práctico de Piscicultura, estableciendo el Laboratorio Ictiogénico de la Granja del Real.

La acuicultura se define como “el cultivo de organismos acuáticos, incluyendo peces, crustáceos, moluscos y plantas acuáticas”. En la actualidad, la acuicultura representa más del treinta por ciento de la producción pesquera mundial y según confirma la FAO, los futuros incrementos en producción de productos pesqueros sólo podrán provenir de la acuicultura.

España no se ha quedado rezagada en este aspecto, ocupa los primeros puestos en la UE. Sobre todo en Galicia con los moluscos, pero en muchas costas se están desarrollando y generando nuevas investigaciones: más de 60.000 toneladas de producción anual son de piscifactorías y 300.000 de moluscos. Las zonas más activas son la cornisa cantábrica y la región del noroeste. En la zona mediterránea y sur atlántica, de aguas más templadas, han desarrollado principalmente el cultivo de dorada y lubina, y en los ríos se crían las truchas arco iris.

Estos productos nos aportan bastantes ventajas, sin duda y ante todo, unas proteínas poco grasas en el caso del pescado blanco, mucho más digestivas que la carne; en el caso del pescado azul, sus grasas contienen Omega-3 lo que las hace muy saludables para el organismo, sin olvidar numerosas vitaminas y aportes esenciales.

Por si fuera poco, la economía también se beneficia de esta actividad, ya que los productos son pescados más asequibles y su calidad es muy notable; además, su tamaño suele ser el equivalente a una ración lo que economiza en la compra y facilita su cocinado. Hace años una dorada, era prohibitiva, pero hoy día es muy asequible.

Los pescados de crianza aseguran la máxima frescura, una gran seguridad alimentaría, continuidad durante todo el año en los mercados y respeto por el medio ambiente: nuestros mares necesitan reposo y cuidar de ellos entre todos.

Es cierto que las costas y caladeros nos aportan pescados de una gran calidad, pero las distancias hacen que en muchos casos tengan que ser congelados, circunstancia que no debería desmerecer el resultado, si se saben descongelar lentamente y por etapas. Además, el pescad congelado tiene la ventaja de evitar el contagio por el parásito del Anisakis, que provoca fiebre y reacciones alérgicas. En Japón un 3% de la población padece este parásito, por consumo de pescado fresco y crudo. Por esa razón, debemos buscar siempre pescado de calidad, ya sea de piscifactorías controladas o pescado congelado.