Las reglas utilizadas en el pasado ya no sirven, ni en la cocina, ni en ningún otro sector. Los grandes chefs son conscientes de ello y apuestan por otro modelo de negocio en el que es posible que la alta cocina funcione y sí les salgan los números. La crisis no tiene por qué dar al traste con algo que es evidente: La creatividad culinaria española.
Hemos conseguido tanto en creatividad gastronómica con gente como Ferran Adrià o Joan Roca, entre muchos otros, que parece difícil continuar avanzando, pero sigue habiendo mucha creatividad y por lo tanto la cocina española no puede pararse debido a la crisis económica.
La crisis recorta la clientela y los grandes chefs consideran que el formato de menú degustación, como única opción de oferta culinaria en un restaurante ya no funciona, por lo que algunos optan por menús más cortos y sencillos como alternativa a los largos de degustación, o completando su restaurante con otro paralelo o de «segunda marca» dedicado a las tapas, en un ambiente más informal, como Albert Adrià que defiende el concepto de “alta cocina de barrio” y que ha puesto en práctica en Tickets, un restaurante de tapas creativas. Surgen también los “gastrobares”, donde se pueden encontrar en porciones mínimas platos de autor, acompañados de buenos vinos.
El mundo gourmet cambia. La crisis obliga.