Y después de Navidad qué?

 

Tras la abundancia gastronómica de las fiestas navideñas debemos compensar los excesos sin poner en riesgo nuestra salud. Volver lo antes posible a unos hábitos saludables y comer en función de nuestros ritmos biológicos y sobre todo no caer en la tentación de las llamadas “dietas milagro”, que conllevan graves riesgos para nuestra salud.

La alimentación es uno de los pilares sobre los que se sustenta la salud y optar por una alimentación saludable, nutritiva y variada es la mejor elección.

Podemos comer de todo, midiendo las cantidades y cocinando de forma saludable y no hay excusa, porque precisamente la cocina saludable es la más fácil y la que menos tiempo cuesta de hacer.

Una dieta sana ha de ser rica en alimentos de origen vegetal y fibra y, por el contrario, ha de ser baja en grasa de origen animal, en dulces y productos muy calóricos.

La ingesta de alimentos debe repartirse a lo lardo del día en 5 ó 6 comidas: desayuno, media mañana, comida, merienda, cena. No es bueno saltarse comidas puesto que esto ayuda a que tengamos hambre antes de la siguiente comida y caigamos en la tentación de picar, comiendo cualquier cosa no recomendada. 

Otro error que frecuentemente se comete es saltarse la cena. No es aconsejable saltársela ni tampoco cenar solo fruta, un yogur, o un vaso de leche. Sí que es cierto que la cena, por ser la última comida del día no debe ser muy copiosa, pero sentir hambre a media noche,  aparte de que puede afectar al sueño y por lo tanto al descanso, contribuirá a que a la mañana siguiente tomemos el desayuno con más ansiedad y comamos más de lo que debiéramos.

Así pues, saltarse comidas o desequilibrar la dieta no ayuda a adelgazar, ni a llevar una dieta más sana.

¿Has oído hablar del concepto “clean eating”?  Según comenta la farmacéutica y nutricionista Elián Sánchez, surge de la creciente preocupación por la salud y la forma de alimentarnos hoy en día, que está provocando un aumento de enfermedades crónicas. Es una filosofía en la que la preocupación es mantener una dieta equilibrada, con sentido común a la hora de elegir los alimentos. El “clean eating “ te invita a participar en la preparación de tus alimentos y así tomar consciencia sobre qué es lo que estás comiendo. Se basan en el consumo de alimentos poco o nada procesados; evitar azúcares añadidos y utilizar sustitutos naturales para endulzar; consumir grasas saludables; beber agua; cocinar con técnicas tradicionales poco agresivas (cocción, guisos, plancha)… Dicho de otra forma: es un regreso al pasado de la alimentación.

Tampoco hay que obsesionarse, ni con esta filosofía, ni con ninguna. Las obsesiones no son buenas, ni tampoco  lo es una preocupación exagerada por comer sano. Simplemente debemos tomar conciencia de que el alimento es nuestra mejor medicina y por lo tanto debemos cuidar nuestra alimentación porque de ella depende nuestra salud.

Nuestra  conclusión final al igual que la del libro “La cocina de la salud” (cuyos autores son, el mejor cocinero del mundo Ferran Adrià, el cardiólogo de mayor reconocimiento internacional  Valentín Fuster y el periodista científico Josep Corbella) es que no hay alimentos malos, sino que la variedad y la moderación es el secreto y que una alimentación sana no está reñida con el disfrute y el placer.


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