Ahorrar en comida sin perjudicar a nuestra salud

 

La situación de crisis económica  impulsa a muchas familias a recortar del presupuesto destinado a la comida, basando su dieta en productos baratos y básicos que en muchos casos se trata de pizzas, jugos envasados y refrescos con altos niveles de azúcar; panadería industrial y precocinados de poco precio, pero escasa calidad e índices calóricos muy elevados.

¿Pero es posible ahorrar en comida sin perjudicar a nuestra salud? Sí, es posible. 

El movimiento para la lucha contra el desperdicio de alimentos: Stop Spild Af Mad,  nacido en Dinamarca, se ha convertido en un referente a seguir. 

Siguiendo algunas pautas, con toda seguridad se beneficiará nuestro bolsillo, nuestra salud e incluso a nuestra silueta.

El aprovechamiento no empieza cuando sobra comida, empieza al hacer la compra. 

Debemos ir a la compra sin prisas y sin hambre, porque ir con el estómago vacío nos impulsa a comprar más caprichos y productos innecesarios.

Realizar la compra semanalmente con un plan de menús determinados, comprando solo los alimentos y las cantidades justas. La falta de programación del menú y la consecuente compra de excedentes genera más desperdicios.

Muchas veces, por no guardar el turno en un mostrador, vamos a las vitrinas de productos en bandeja y así terminamos antes, pero no nos damos cuenta que aparte de comprar más comida de la que necesitamos, estamos pagando también el embalaje.

Si necesitamos dos manzanas o dos filetes, ¿por qué llevarnos un kilo o más? Adquirir un producto fresco tiene sentido solo si se consume al poco tiempo. No lavar la fruta antes de guardarla, hay que lavarla en el momento que se vaya a consumir, ya que la humedad acelera su deterioro.

Comprar productos de temporada puesto que son más accesibles y económicos que aquellos alimentos que están fuera de temporada.

Normalmente lo que hacemos cuando nos sobra comida es guardarla en la nevera con la intención de comérnosla en una próxima ocasión, pero pocas veces nos apetece en un espacio corto de tiempo volver a comer lo mismo y muchas veces acabamos por tirar la sobra de comida después de haberla dejado varios días en la nevera.

Con un poco de imaginación podemos reinventar un plato nuevo, de manera que nos resultará más atractivo terminarnos esas sobras. Nadie se dará cuenta de que ya lo comieron el día anterior, no habrá protestas y tú le darás un respiro al bolsillo con poco esfuerzo.

Por ejemplo:

Con sobras de carne podemos hacer unos canelones, tropezones para ensaladas o una tortilla.

Con sobras de pescado, se puede hacer unas albóndigas o unas hamburguesas de pescado y también una tortilla.

Las sobras de verduras las podemos convertir en un puré, o rehogarlas con unos taquitos de jamón.

Los arroces, si son secos como el arroz al horno, o la paella, se pueden congelar y consumir otro día.

La pasta, como los macarrones al horno, o la fideuá, también la podemos congelar. Con los macarrones cocidos y los espaguetis podemos hacer una frittata (tortilla) plato típico italiano.

Si no sabemos que hacer con las sobras, o pensamos que no las vamos a “tunear” en un corto espacio de tiempo, la mejor opción es congelarla cuanto antes en porciones pequeñas.


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